Ferran Gerhard Oliva nos ha dejado. Se ha ido por » la senda del perdedor». Los perdedores a quienes tanto estimaba, a pesar de no ser uno de ellos. Allí su admirado Hank Chinawski le esperaba, con un par de cervezas. Ferran seguramente le dirá que prefiere un champú.
Ferran tenía con el lenguaje el mismo estilo que en la vida: era limpio. Exudaba, como él mismo, un aroma a jabón recién usado, a agua recién encomendada por algún santo laico.
Ferran fue un anarquista que leía todas las semanas más de un libro ácrata, que compraba los domingos en el puesto de CNT Tarragona. Ya jubilado, se afilió al sindicato por razones ideológicas. Cada sant Jordi CNT Tarragona tenía libros de su autoría para vender.
Anualmente la editorial Silva de Manuel Rivera editaba un libro suyo. Tenía muchos publicados y guardaba algunos inéditos.
Era un escritor vocacional y eso, unido a su oficio como periodista, le convertía en un cronista de la vida nocturna, bohemia de Tarragona, con sus antiheroinas y sus antihéroes.
Vayan estas palabras en recuerdo de Ferran, buen amigo de sus amigos, y fiel compañero en las letras de Tarragona. Ojalá sirva de consuelo a todos aquellos que le estimamos por ser un hombre leal e íntegro en su vida y con sus ideas.
Teresa Maria Català